OPINIÓN: Sigamos construyendo sueños. 

Por Jesús Humberto Maldonado Rodríguez

“Me complazco en declararles […] La enorme gratitud que les debo por su colaboración y por su ejemplo, y también por haberme infundido la confianza de que la patria podrá salvarse, merced a las virtudes que ustedes practican” José Vasconcelos. 

Hoy al salir a las calles hemos visto nuevamente la locura de la ciudad, demasiados vehículos, mucho ruido, tránsito pesado, retardos y otras tantas situaciones que desde hacia algunos meses no veíamos en las calles. 

Es inspirador ver como madres y padres de familia, caminan por las calles con sus hijos en los brazos, algunos tomados de la mano y otros tantos caminan a lado. Un escenario que llena de esperanza y de sueños. Es ver como los miles de niños y adolescentes que hoy regresan a las aulas después de un periodo de vacaciones y vuelven a llenar de vida la ciudad. 

Lo sabe el comerciante y lo sabe el transporte público, que, con esta reactivación, sienten un respiro en sus ingresos económicos. 

Pero lo saben sobre todo los miles de colegas docentes y directivos que se han estado preparando para recibir en los salones a los nuevos grupos. Es un verdadero desafío, la educación en una gran labor, no es solo una profesión es muchas veces un gran voluntariado, es la oportunidad que tenemos por querer seguir haciendo las cosas de manera diferente. 

Sigo convencido de que aún existen muchos apasionados por la docencia, de que en todo el territorio hay mujeres y hombres que se han enamorado de la educación, este es el mensaje central del día y quiero destinarlo a los actores del proceso educativo. 

Primero pensar en el gran esfuerzo de los padres de familia, que día con día luchan por sacar adelante los proyectos de vida de sus hijos, donde hay historias de mucho sacrificio, de entrega y dedicación por tener lo suficiente para llevar a sus hijos a las escuelas. Hace poco mientras caminaba por las calles de la ciudad, escuchaba a un matrimonio al salir de una papelería con bolsas llenas de material didáctico, decirse entre ambos, “viejito, si nos quedó para la pizza de los niños”. Considerando la situación económica de nuestro país, mi corazón percibió aquella emoción y ternura de los papás por querer dar lo mejor para sus hijos. 

Mamás y papás, aunque pocas veces se reconozca y no muchas veces se les pueda llegar a expresar, quiero agradecerles por su compromiso con sus hijos. Y agradezco a los míos que en su momento también hicieron lo mismo y que hoy siguen inspirándome a seguir haciendo de este mundo un mejor lugar. 

No puedo dejar atrás a los millones de niñas, niños y adolescentes que hoy regresan con sus compañeros, con sus maestros, con su lugar feliz. Aunque hoy resulten palabras vacías y sin sentido, disfruten de su etapa, aprenden cuanto puedan, compartan con los otros y vivan la verdadera realidad. Es tiempo para una desconexión de los distractores y volver a conectar con ustedes mismos y sus amigos. El esfuerzo de hoy son los grandes éxitos de mañana. 

Mi pensamiento y mis emociones también se dirigen a los otros millones de niñas, niños y adolescentes que sufren de hambre, que sus ojos están apagados a causa de la guerra, a todos aquellos niños que son victimas de la explotación, de los abusos y que no tienen acceso a los derechos humanos escritos en papel, pero en la realidad desconocidos por los grandes de los pueblos. Sigo soñando con una sociedad donde cada vez sean menos los que padecen estas injusticias. 

Finalmente, me dirijo a ustedes, con quienes comparto mi vocación, a cada maestra y maestro, a todos los directivos y personal de apoyo en la educación, porque en esta tarea somos todos educadores. 

Educamos desde nuestro testimonio, desde la realización de nuestro quehacer en las escuelas, las aulas, las oficinas y cada rincón de los centros escolares. 

Mis queridas y queridos colegas, hoy que regresan a las aulas es importante no olvidar la naturaleza sobrenatural de nuestro llamado, no es fácil ser docente, no es tarea sencilla ser educador, mucho menos es una labor que sea reconocida en nuestros contextos. Pero hoy asumen juntos el gran compromiso que tienen con la educación y la formación de nuestro país. 

Son cada uno de ustedes verdaderos constructores de una nueva nación, son los verdaderos inspiradores de sueños, son los que no solo imparten una clase en el salón, sino que van más allá para buscar desde las estrategias pedagógicas una manera de acercarse a lo sagrado de la infancia y adolescencia, para inspirar, para construir sueños juntos, para sanar corazones lastimados, para reconstruir conceptos y presentar una realidad diferente a las generaciones que están en las escuelas. 

Quiero invitarlos a vivir con pasión la vocación a la docencia, quiero felicitar a quienes con gran esfuerzo se integran al sistema público con la adquisición de su plaza de trabajo, se que no es un camino fácil, pero ahora que estás no olvides la pasión con la que lograste llegar a ese centro de trabajo ya sin miedo a no contar con un contrato. Es tu oportunidad para transformar, acompaña a los colegas que siguen en la búsqueda, esta historia se construye juntos. 

A la sociedad en general quisiera pedirles hoy que, en medio del caos generado por el retorno a las aulas, que dirijan su pensamiento, sus deseos y sus oraciones por los millones de niños y millares de docentes que hacen lo propio en las escuelas. El gran deseo de todos los que estamos en el aula, es que nos consideren como participes de la construcción de un país diferente, donde seamos colaboradores y no donde seamos enemigos. Somos humanos y cada día nos esforzamos por atender a nuestras áreas de oportunidad, con el único deseo de compartir con las nuevas generaciones lo que aprendimos y lo que somos. 

¡Feliz retorno a todos!. Gracias a todos por sumar esfuerzos. 

Con cariño, profe Beto Maldonado.

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