Por: Jesús Humberto Maldonado Rodríguez.
Hace algún tiempo, mientras concluía una capacitación para personal docente de una institución, se acerca al frente del aula y me comparte su sentir sobre la experiencia docente y la educación en general. Accedí a escucharlo y recuerdo que su conclusión en ese momento me dejo un tanto frío por la manera en que se expresaba: “No cabe duda que estamos formando puros vagones. – ¿Vagones? Le pregunté. – Así es. Las escuelas hoy forman puros vagos, sin reglas, sin disciplina… y así siguió.
Evidentemente la respuesta viene desde una concepción personal y considerando la misma realidad de las generaciones, es sabido, que vivimos una experiencia humana donde todo el tiempo estaremos compartiendo con las generaciones del pasado, a quienes hoy les toca construir y a quienes se pueden convertir en el futuro para quienes estuvieron ayer. Es una realidad que no podemos negar, pero tampoco debemos demeritar.
Evidentemente la afirmación de aquel profesor siguió haciendo ruido en lo interno, he descubierto en la experiencia docente una gran pasión y en ocasiones es tanto el enamoramiento que nos cegamos de cierta manera a reconocer, no porque queramos negarlo, pero si por que creemos que podemos hacer algo para transformarlo. Algunos le llaman “romantizamos”, y le asignan esta característica como una cuestión que demerita o derrotista. Como sea, nuestra gran pasión y deseos de construir sociedades diferentes, nos ayudan a tener un panorama totalmente diferente y sobre el construimos con ahínco.
Así que, entendí que quería seguir siendo un profesor que formaba “vagones”, y es que, ahora que estamos en el contexto de las vías, los trenes y puerto seco, un vagón, también es ese medio de transporte que se requiere para movilizar productos o servicios. Un vagón de tren que requiere llegar a un destino para depositar la materia prima, o bien un vagón del metro para trasladar a millares de personas todos los días a sus destinos.
En ambos casos, vagón de tren y vagón de metro, transportan algo valioso, llevan en su interior algo que es muy delicado como lo pueden ser metales preciosos, materias primas, productos costosos y personas que sueñan, que construyen y que aspiran.
Entonces sí. Es verdad que somos formadores de “vagones”, porque cada persona, cada alumno en un gran medio para transportar las historias del pasado y las grandes lecciones que hemos aprendido. Son ellos los que cuidadosamente construyen una nueva historia y que pueden olvidar la que los ha traído hasta aquí, cuando los demás nos cerramos a generar ese diálogo con ellos, cuando nos bloqueamos y queremos ser los únicos que tienen la verdad.
Es verdad que cada alumno puede convertirse en un gran vagón, por que lleva en su interior grandes sueños, muchos que no podemos medir, contar y pesar, pero que podemos ver en sus ojos brillar y en sus acciones testimoniar. Es cada uno de ellos, mis alumnos, nuestros alumnos un gran tesoro escondido que está dispuesto a ser descubierto, que quiere regalar a sus entornos, aquellos avances que hoy él conquista, que quiere transformar el contexto con sus acciones cada mañana al despertar, que va con entusiasmo a las aulas para conocer a los que con él también sueñan.
Y sabes mi querido colega, si hoy puedes leer mi respuesta, te digo: esos grandes vagones pueden convertirse en chatarra, pueden quedar obsoletos si no hay una gran locomotora que sea capaz de movilizarlos. Así es, nuestra función docente, cada día debe ser ese impulso o ese jalón que movilice a cada uno de los estudiantes, que los lleve por recorridos interesantes donde puedan descubrir su ser, su quehacer y sobre todo ayudarles a andar en un contexto que necesita ser reconstruido en conjunto, donde las sumas de voluntades son indispensables.
Estamos concluyendo un mes, entramos en el último trimestre del año y es la ocasión para juntos seguir esforzándonos, porque todos hemos sido y seguimos siendo vagones, pero muchas veces nos hemos convertido y seguiremos siendo locomotoras que impulsan, promueven y acompañan.
Con cariño, profe Beto Maldonado.