Por: Jesús Humberto Maldonado Rodríguez
¿Cómo estás? Espero te encuentres bien y disfrutando de tu vida.
Hace poco más de tres décadas existía una pequeña familia de comerciantes y trabajadores, una familia creada en el amor, de ella surgieron dos hijos y en algún momento de la existencia pareciera que el destino estaba trazado: sus hijos serian comerciantes, jornaleros y herreros. Pero en el corazón de aquellos padres existía un gran sueño. “Que nuestros hijos sean alguien en la vida” esa determinación los llevo a preparar para un futuro a su descendencia.
¿Te has preguntado alguna vez si es bueno soñar? O bien, ¿Vale la pena soñar en nuestro contexto?
Son preguntas que muchas veces nos hemos hecho y que conforme crecemos y nos hacemos conscientes de la realidad, vamos olvidando. Pareciera que crecer esta enemistado con soñar. Y es que ¿quién de nosotros no anhela, en muchas ocasiones con la melancolía del recuerdo, regresar a la infancia, donde muchos soñamos con ser futbolistas, cantantes, médicos, en fin, gran cantidad de profesiones, oficios y vocaciones? Seguramente, la respuesta de gran parte de nosotros es sí, yo recuerdo y quisiera volver a la infancia.
Pero regresar a la infancia no es tan fácil, quizá sea imposible, y digo quizá, recordando aquella frase que aparece en el Principito “El problema, no es crecer, el problema es que olvidamos”, sin embargo, hoy tenemos la oportunidad de seguir soñando, es con ello que podemos hacer presentes nuestros sueños. A veces es más difícil, porque hoy llevamos con nosotros, no solo los años que hemos acumulado, también, llevamos ciertos prejuicios, ideas arraigadas y en ocasiones muchas derrotas acumuladas, que parecieran ser una invitación a no volver a soñar, para no ilusionarnos. Dejando nuestros sueños arrumbados y lo que es peor, forzando a nuestro cerebro y corazón, a bajar al mundo de lo real, muchas veces sacrificando lo que realmente nos hace felices.
Contrario a lo que la sociedad nos ha hecho creer, hoy hacen falta cientos, millares de soñadores que todos los días se levanten con un gran anhelo, con un gran sueño y que esto sea el motor para transformar su historia y la historia de quienes los rodean.
Por tanto, aventúrate a soñar y sobre todo: Ve corriendo tras los sueños, algún día, podrías estar cambiando una pequeña parte del mundo que nos ha tocado, tu mundo, nuestro mundo. Y entonces podremos seguir siendo mas soñadores en busca de un mundo diferente.
Entonces, ¿Cuál es tu mayor sueño? ¿Qué es aquello por lo que te levantas todos los días? Yo soy uno de los hijos de aquella familia de la historia del inicio.
¡Hasta la próxima!
